“Es como si un médico le recetara alcohol o cocaína”, le dijo un inspector de la Policía de Investigaciones (PDI) a una paciente de Fundación Daya que llevaba su aceite de cannabis y menos de un gramo de flores, con la debida receta médica, para continuar su tratamiento durante los días que estaría en el sur visitando a su familia.
El Aeropuerto de Santiago estaba concurrido, con largas filas y esperas, debido a las medidas sanitarias implementadas en el contexto de la Pandemia. Jolié McGuire, de 44 años, llegaba con tres horas de anticipación para abordar un vuelo a Temuco, donde vive parte de su familia. Era la primera vez que se animaba a salir desde que comenzó la cuarentena, pero lo hizo porque el encierro estaba gatillando crisis en su salud, afectando su bienestar. Jolié sufre depresión crónica, la que trata con cannabis medicinal. Quería descansar y distraerse.
La Doctora en Educación, quien dirige una Fundación dedicada a mejorar la calidad educativa, hizo un alto en su trabajo, empacó sólo un bolso de mano con un poco de ropa y su tratamiento médico: flores de cannabis para vaporizar y gotas sublinguales. Todo debidamente rotulado y con la respectiva receta médica vigente. La pesadilla comenzó cuando llegó a Aduanas.
“Me acerqué a la persona de la Aduana y le avisé que llevaba cannabis medicinal. Me lleva a una oficina y dice que tiene que llamar a un Policía (PDI). Yo pensé que eso era el conducto regular. Llegó un policía joven como de veintitantos años, miró la receta y las flores y dijo ‘No puede pasar esto porque los médicos no pueden dar este tipo de recetas con marihuana, es como si un médico le recetara alcohol o cocaína’”.
Era el Inspector Luis Tapia Marin, de la Brigada Antinarcóticos del Aeropuerto. Quien la llevó a otra sala, más lejana a las puertas de embarque. El vuelo estaba por salir, la situación se tornaba cada vez más estresante, cuenta Jolié.
“Me dio tanta rabia, además tenía una forma de hablarme muy machista y condescendiente, como si fuera muy tonta o una niña pequeña. Esto es más que ignorancia. Menospreció incluso mi diagnóstico, y me dijo ‘no, si a mí también me ha dado’. Fue todo muy violento”, recuerda la Doctora en Educación.
“Le dije, yo conozco la ley pero él contestó: ‘Tengo que incautar. Está llegando mucha gente con receta y ya se está sobrepasando esto’, como diciendo que él decidía quién pasaba y quién no. Ahí le pedí su nombre y cargo; y le dije que llamaría a mi médico y a un amigo abogado de la PDI para que le dijera por teléfono que sí se puede viajar con cannabis medicinal. Pasaba la hora y estaba tan desesperada, que le dije, ¡quédese mis medicamentos pero déjeme tomar el vuelo!. No podía perderlo. Ahí me dio una crisis, de llanto, lloraba con tanta angustia que me dijo ‘ya, sabe qué, vamos a hacer algo, lléveselo pero usted no da en ningún momento mi nombre’”, dice la profesora de profesión.
Viajar con tu medicina es tu derecho
Jolié es paciente del Dr. Patricio Silva, Médico de Fundación Daya con amplia experiencia clínica con cannabis. El facultativo cuenta que no es la primera vez que ocurre este tipo de vulneraciones a usuarios medicinales de Cannabis por parte de la PDI en los aeropuertos del país.
“En general es así. A mí también me han puesto problemas, llevando receta todo en regla, luego les digo que soy médico y me dejan pasar. Me he encontrado con mucho desconocimiento de la Policía, ellos desconocen totalmente todos los usos indicados de cannabis. Me han dicho textual ‘en Chile no se le permite a ningún médico recetar cannabis, eso está prohibido’, también amenazas de cárcel al paciente y hasta amenazas de denuncia al facultativo”, dice el Dr. Silva.
“Deberían instruirlos mejor, los pacientes sí pueden viajar dentro del país con su medicina. No puede quedar al criterio del policía de turno. Es fuerte ver cómo estas cosas le pasan a cualquiera, independiente del grado o los estudios que tengas, es una vulneración transversal a nuestros pacientes”, agrega el facultativo.
Han pasado dos semanas desde ese jueves 8 de octubre, Jolié ya está de regreso en Santiago, pero continúa con angustia por la injusta vulneración que sufrió.
“Cuento esto porque no quiero que le pase a nadie más, menos a una persona con depresión que se anima a salir para estar mejor, y le pase esto. Ya es difícil salir en Pandemia, ya es estresante todo. Es horrible el trato. Lloré casi todo el vuelo”, finaliza Jolié.