Freddy Hermosilla fue sobreseído temporalmente por la Justicia tras pasar tres meses en prisión preventiva en la Cárcel de Valparaíso por cultivar cannabis para el tratamiento médico de su esposa.
Lunes 30 de noviembre 2020. Un caso emblemático de persecución de las Policías y el Ministerio Público contra los usuarios medicinales de cannabis en Chile, comienza a ver justicia. Luego de pasar 120 días en prisión preventiva en la Cárcel de Valparaíso y cuatro meses de arresto domiciliario total, hoy un hombre inocente recupera su libertad.
La pesadilla de Freddy Hermosilla y su esposa Jennifer Araya, paciente de Fundación Daya, termina gracias al sobreseimiento temporal de la causa por tráfico de drogas iniciada tras una denuncia anónima por un cultivo de tres plantas en la casa de la familia, y flores destinadas a elaboración de preparados medicinales.
El defensor penal público, Sergio Rojas, explica la importancia de esta decisión del Tribunal. “El sobreseimiento temporal significa que la causa se suspende y las medidas cautelares quedan sin efecto. Esto es muy relevante porque desde el 4 de abril hasta el 17 de julio estuvo preso, y de ahí con arresto domiciliario total, lo que es muy complicado, no podía salir de la casa a trabajar así. Con esto nos aseguramos dos cosas: la libertad absoluta de Freddy y que nos entreguen la carpeta investigativa”, dice el abogado.
La tesis de la defensa es que el cultivo de cannabis que esta familia tenía en su casa en la Quinta Región estaba destinado al tratamiento médico debidamente indicado y supervisado por el Dr. Lucas Ursic y el Dr. Patricio Silva, médicos de Fundación Daya, y el a la esposa del imputado. Para acreditar esta teoría, Rojas solicitó peritajes a las plantas incautadas, puesto que la más grande es una variedad macho, es decir, no tiene ningún principio activo controlado, por lo que no podría contabilizarse en el decomiso. Además la pesaron completa, con ramas, hojas y raíces, lo que exagera las cantidades.
“Pedí a Fiscalía la copia actualizada de la carpeta con las pericias que ellos habían realizado a las plantas, pero rechazaron esta solicitud. Entonces, solicité al Tribunal que apercibiera a la Fiscalía para que se respetaran los derechos del imputado y nos entregaran la copia de los antecedentes. No respondieron así que presenté la solicitud de sobreseimiento temporal, que fue aceptada. Confiamos en un pronto sobreseimiento definitivo”, explica el defensor penal público, Sergio Rojas.
Es importante recordar que los cultivos personales no están penalizados por la Ley 20.000, son una excepción a la norma, no son figura de persecución penal. Por esta razón, en general todos los pacientes acusados de cultivo ilícito son sobreseídos porque se demuestra que es un cultivo legal, ya que está destinado a un uso personal, en estos casos, medicinales.
“Estamos muy felices con el sobreseimiento de Freddy. Esta es una tesis interesante pues la cantidad que se le estaba atribuyendo disminuye considerablemente, era una imagen distorsionada de la cantidad incautada”, dijo la Directora Ejecutiva, Ana María Gazmuri, quien junto al equipo de Fundación Daya ha estado acompañando a la familia en cada paso del proceso judicial.
A su vez Jennifer Carreño, la esposa de Freddy y paciente de Fundación Daya, ha sido apoyada por la organización para gestionar las diversas necesidades de atención y tratamiento de su condición de salud, así como la necesaria contención emocional para ella y su familia tras vivir esta traumática e injusta situación. Más aún en el contexto de la crisis sanitaria provocada por el Coronavirus.
“Freddy estuvo preso tres meses, no me dejaron ir a verlo ni una sola vez por los protocolos por la Pandemia. Fue muy devastador para mí y para él estar solos, no saber cómo estaba, si se podía contagiar allá en la cárcel. Por otra parte, yo estaba en casa, enferma física y emocionalmente, en cuarentena, ha sido una pesadilla”, comenta Jennifer al teléfono desde su casa en El Quisco.
A la familia le ha llovido sobre mojado, cuando liberaron a Freddy, un grupo de delincuentes entró a robar a la casa, los amarraron, a él le pegaron y perdieron así lo poco que les quedaba.
“Sin la ayuda de la Fundación no habríamos podido salir adelante, nos han apoyado en lo judicial con conversaciones continuas con nuestro abogado defensor penal público; con el apoyo médico para continuar mi tratamiento porque incautaron mis plantas, mis flores, toda mi medicina; con aportes económicos incluso. Estoy profundamente agradecida de Ana María Gazmuri también, ella como persona me ha acompañado en todo este injusto proceso”, dice emocionada Jennifer. “Ahora que Freddy está libre y estamos juntos, ya comenzamos a estar mejor”, finaliza.